jueves, 3 de julio de 2014

Kinshu. Tapiz de otoño, de Teru Miyamoto

Vuelvo con uno de mis libros japoneses, comprado en un puesto de la Feria en una editorial que no conocía: Ediciones Alfabia. El vendedor, y el resumen de la contraportada, prometieron todo lo que a mí me suele gustar: una historia de amor, una pizca de misterio y los personajes atormentados típicos de la literatura japonesa que tanto enganchan y que parecen a la vez tan lejanos y cercanos a nosotros...

Kinshu. Tapiz de otoño es una novela epistolar que arranca con un encuentro en un marco casi mágico: una góndola "que lleva desde el Jardín de las Dalias hasta el estanque Dokko", en la que coinciden Yasuaki y Aki muchos años después de su divorcio. Aki está en el parque porque quiere llevar a su hijo, discapacitado, a ver las estrellas. Y se pregunta qué hace allí Yasuaki, solo y con aspecto desmejorado. No han sabido nada uno del otro en muchísimo tiempo pero el encuentro conmueve a ambos. Y Aki se atreve a mandarle una larga carta, que inicia una correspondencia entre dos personas que se amaron mucho y que siguen siendo importantes la una para la otra.

A través de las cartas, conocemos lo que ha vivido Aki. Habla de años muy oscuros, tras el mazazo que le supuso que encontraran a su esposo casi muerto, en una habitación con otra mujer que se había suicidado. El suceso desveló la infidelidad de Yasuaki y casi sin pensarlo, ambos decidieron separarse, convencidos de que ni uno ni otro podrán superarlo juntos. Dejaron de verse sin que Aki llegara a saber nunca quién era esa mujer, por qué se habían conocido, cuánto tiempo llevaban juntos y por qué quiso suicidarse con su esposo. Los años siguientes son, sobre todo, de soledad. Y también de supervivencia. De asumir una pérdida terrible. Y de preguntarse si no hubiera sido mejor perdonar si le seguía amando.

Teru Miyamoto. Ediciones Alfabia
Yasuaki, muy impresionado de ver a su ex mujer con un hijo que pudo haber sido suyo, decide contestarla para responder, a medias, sus dudas. El tiempo ha hecho que, aunque el dolor siga ahí, ambos puedan hablarse ya sin miedo y con la confianza que un día tuvieron. Eso hace que las cartas rebosen sinceridad; que los dos se cuenten sin reparos lo que sintieron y lo que sienten, y lo que hicieron para intentar seguir adelante.

Kinshu. Tapiz de otoño merece la pena por lo original de la relación de sus protagonistas. Es una novela de amor, porque Arima y Aki se siguen amando, aunque estén tan lejos el uno del otro que estar juntos se haya hecho ya imposible. El tiempo y, sobre todo, el dolor que cada uno ha tenido que superar por separado, les ha cambiado demasiado. Pero queda entre ellos un vínculo que quizás nunca se rompa del todo: el recuerdo de ese sentimiento que un día les hizo casarse y desear pasar toda la vida uno al lado del otro. Ahora no son felices, y ambos recuerdan que un día, juntos, sí lo fueron. Sus cartas son la historia de la búsqueda de esa felicidad perdida. En el fondo, ambos se confiesan a través de ellas que nunca lo lograrán del todo.

Ratita presumida

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