lunes, 9 de noviembre de 2015

Archipiélago Gulag, de Alexandr Solzhenitsyn


Hace ya tiempo que vivo en Alemania, país al que me une un vínculo especial. Alemania se avergüenza de su pasado, pero no es la única nación con campos de concentración en su Historia, aunque se hable más de unos que de otros. ¿No son todas las víctimas iguales? Y los totalitarismos, ¿no son también todos malos, sin importar a qué lado de la política se sitúen? Por eso, porque no sólo en Alemania se mató a sus ciudadanos por su raza, opinión política o capricho del destino, decidí leer a Solzhenitsyn, y así agradecerle de una humilde manera que se jugara la vida escribiendo esta obra monumental por la que fue deportado de la URSS. La leí hace mucho (también tardé mucho), pero hay libros que siempre merecieron un hueco en el blog.

Alexandr Solzhenitsyn era físico y matemático, y probablemente eso le salvó la vida. Tras luchar en la Segunda Guerra Mundial, unas cartas escritas a un amigo donde hablaba de temas tabú para la dictadura de Stalin, provocaron su ingreso en un campo de concentración ruso. Un tiempo después pudo ser trasladado a otro campo de investigación donde cumplió el resto de su condena, y allí empezó a escribir sobre esa región rusa que no existe en el mapa pero que pertenece al país y que era su sistema carcelario: el Archipiélago Gulag. Publicó la obra en Francia en 1973 cuando fue descubierta por la KGB, tras lo que fue deportado. En 1970 recibió el Premio Nobel de Literatura.

Archipiélago Gulag es un libro inmenso. Es muy largo (se divide en tres partes que suman unas 2800 páginas en total), muy duro, muy meticuloso. Solzhenitsyn describe las cárceles de la URSS y la represión que existía en el país, desde los principios tras la Revolución Bolchevique hasta la apertura progresiva tras los tiempos de Stalin. Sí, todo el mundo sabe que mientras Stalin estuvo en el poder la represión interna era tremenda, pero ésta no era inexistente antes ni, lamentablemente, después. Porque el sistema político ruso, su inmenso aparato de gobierno, se basaba en el miedo, y fue la represión la que hizo posible su supervivencia a lo largo de los años (y la vista gorda de Occidente cuando le convino).

Solzhenitsyn (Wikipedia)
El propio Solzhenitsyn habla de 20 millones de muertos. Ejecuciones directas, pero también muertes indirectas en los campos de „trabajo“, donde los reclusos vivían hacinados y se veían obligados a trabajar en condiciones infrahumanas. Es espeluznante leer cómo trabajaban a temperaturas muy inferiores a los 0°C, sin la ropa adecuada y con un mínimo alimento.

El trabajo del autor en este libro es de documental. A base de múltiples relatos de reclusos y de su propia experiencia, nos habla primero de los posibles „delitos“ por los que uno podía terminar preso. De las denuncias falsas, las confesiones forzadas, los juicios amañados por los que uno podía terminar en la cárcel. Leemos en su libro sobre la vida en el campo, las condiciones de vida, las relaciones entre presos. Por último, también sobre los trabajos realizados. Todo esto intercalado de capítulos sobre la política interior y sus entresijos (las purgas sucesivas), y la vida fuera de las cárceles: por qué los agricultores mentían, por qué los moscovitas denunciaban a sus vecinos, por qué las cosas en la URSS nunca fueron tan bien como sus políticos pretendían. No sé si todo, todo, será cierto y como este autor nos lo cuenta, pero desde luego da una visión del comunismo en la URSS que quita mucho romanticismo a una ideología cuya imposición se hizo mal desde el principio.

Este libro os interesará si os gusta Rusia y su historia, pero es, como dije arriba, muy duro y muy largo, ya que casi todo habla exclusivamente de las cárceles de la URSS. Si no estáis muy seguros de poder empezar con él, os recomiendo Un día en la vida de Iván Denísovich. El tema es el mismo, pero el libro es muy cortito. Si os gusta, podéis seguir con Archipiélago Gulag. Yo lo leí por partes, intercalando entre tomo y tomo (son tres) otros libros menos realistas. Tardé, pero lo acabé, aunque fue una tarea ardua. Ya me contaréis si lo termináis vosotros también.

Ratita de laboratorio

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