miércoles, 9 de noviembre de 2016

Una chica en invierno, de Philip Larkin

Me recomendaron Una chica en invierno en La Feria del Libro de Madrid de 2016. Buscaba una novedad interesante de la que no supiera nada, y me dijeron que este libro, obra de un poeta británico muy conocido (y que a mí no me sonaba), me encantaría. Al principio no me convencía mucho, no terminaba de entender qué nos quería contar el autor. Pero al avanzar la lectura, me di cuenta de que para Larkin es casi más importante lo que no nos cuenta.



Larkin publicó Una chica en invierno en 1947. Bibliotecario de profesión,  Larkin sólo terminó dos novelas en su vida, Jill y la protagonista de este post, y es mucho más conocido por su poesía y por ser crítico de jazz. Dicen que su poesía es melancólica y triste. No ha sido sino hasta ahora, de la mano de Impedimenta, que podemos disfrutar de Una chica en invierno en español.

Una chica en invierno cuenta la historia de Katherine, una refugiada que vive durante la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra trabajando en una biblioteca. Su jefe, al que odia, le da permiso para que vaya al dentista con su compañera la señorita Green, que ese día tiene dolor de muelas.

Con este comienzo tan poco especial, insulso quizá, Larkin nos va contando poco a poco lo que Katherine va sintiendo a lo largo del día: lo que opina sobre su compañera, lo que recuerda de Robin, un viejo amigo, las contradicciones entre lo que piensa o siente y su forma de actuar. Pero, sobre todo, hay mucho que no nos cuenta, y que poco a poco vamos intuyendo, hechos o sentimientos reales o imaginados, fingidos o disimulados, que marcan la comunicación entre las personas y que pueden cobrar más importancia de la que cabría esperar. De cómo una guerra puede cambiar la perspectiva de todo.

No sé muy bien qué más se puede contar de esta novela, porque después de leerla se puede decir que no pasan muchas cosas. Pero me ha encantado esa forma de presentar los hechos, contados un poco a medias, a través de las sensaciones de Katherine ante hechos donde nosotros leamos quizá mucho más (y a veces mucho menos). Una vida llena de detalles a veces poco importantes que pueden convertirse en decisivos, hechos nimios capaces de llenar vidas poco interesantes, pero no exentas de profundidad. Vidas aparentemente tranquilas, personas con capacidad de autocontrol, con un interior inestable como un volcán a punto de entrar en erupción... o no. Larkin habla de desdicha y mediocridad, de miedo y desesperación, pero sin contarnos apenas nada.

Entiendo perfectamente que se describa a Larkin como pesimista, y como típico inglés: si sus poemas son como esta novela, puede provocar las lágrimas, y su forma de hablar de los sentimientos se podría describir como típica inglesa (haciendo caso de estereotipos). Katherine intenta no sentir, no pensar, pero a veces no puede evitarlo, y consigue sobrecogernos.

Diría que Una chica en invierno es una novelita muy interesante, recomendable para los que busquen algo original y quieran dejarse sorprender.

Ratita de laboratorio

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